Zeitgeist Moving Forward (complete)

The Zeitgeist Movement Orientation Presentation

Zeitgeist: Addendum

miércoles, 8 de abril de 2009

INVERSIONES SATURNO S.A

Este segundo trimestre hemos sido testigos de grandes polémicas, la colusión de precios de farmacias, los dimes y diretes del señor de la nariz prominente contra el señor de las extremidades cortas, uno desacredita su postulación y el otro se defiende. Argumentando que solo posee menos un 2% de participación en la empresa en cuestionamiento. Pasan unos días luego vende su parte.

En tanto nosotros, los chilenos nos preguntamos ¿Donde tienen su plata estos personajes?, en este artículo sabrán de forma Detallada dónde ha invertido su dinero el primer personaje ; el ex presidente Eduardo Frei.


Eduardo Frei

Declaró en la comision de ética del senado (cuando tuvo un cargo como legislador designado) que todas sus actividades comerciales las realiza “a través de una sociedad anónima cerrada, en que es socio exclusivo con su cónyuge, Marta Larraechea Bolívar, denominada Inversiones Saturno S.A., dedicada exclusivamente a bienes raíces de uso familiar e inversiones en depósitos a plazo tomados en diversos bancos e instituciones financieras”.

Según registros del Diario Oficial, Inversiones Saturno fue constituida en octubre de 1988 por el abogado y amigo personal de Frei, Alberto Coddou, y su colega Juan Correa Espinoza, con un capital de $ 1 millón, que se aumentó a $ 450 millones en enero de 1989. En Dicom, Inversiones Saturno aparece como propietaria de dos sitios en Lo Barnechea avaluados en $ 109 millones.

En octubre de 1994, Inversiones Saturno adquirió el 100% de los derechos de Inversiones y Servicios Baztán Ltda., convirtiéndose en la “continuadora de su giro y responsable todas sus obligaciones, además de dueña de todos sus bienes”. Baztán era la sociedad del giro “rentista de capitales” que Frei (80%) y su esposa (20%) habían creado en 1986, con un capital de $ 50 millones.

Baztán era una de las 10 sociedades en las cuales participaba Frei antes de la creación de Saturno S.A. Otra era Inmobiliaria y Comunicaciones La Florida Ltda., en la cual participaba junto a una treintena de dirigentes DC y a la Cía. de Chilena de Comunicaciones S.A., propietaria, entre otros medios, de Radio Cooperativa. De esta sociedad se retiró en agosto de 1991.

En otras siete de esas 10 sociedades compartía propiedad más menos con los mismos socios, entre los cuales se repiten Naoshi Matsamuto, Ramón Aboitiz y Norman Hansen. Estas eran Sigdo Koppers S.A., Sigdo Koppers Comercial, Sigdo Koppers Forestal, Ingeniería Sigdo Koppers, Viviendas Económicas Inmaq, Ingeniería y Maquinaria Ltda. y Agrícola Sacramento.

Frei se retiró de Agrícola Sacramento en agosto de 1988 y, según se consigna en la escritura pública respectiva, vendió el total de sus derechos en las otras sociedades a sus ex socios, en octubre de 1988, en la suma de 149.887 UF, es decir algo así como $ 2.500 millones al valor actual de la UF.

Así, de las 10 sociedades en las que participaba antes de Saturno S.A., en la única en la que mantiene participación es la Fundación Eduardo Frei, debidamente consignada en su declaración notarial. Allí también informó su vinculación con la Fundación Nacional del Deporte Vidadeportes, donde se desempeña como presidente del directorio.

En tanto, su esposa registra a su nombre cinco propiedades: una casa en Las Condes, otra en Santo Domingo y un departamento con estacionamiento y bodega en Providencia. En Dicom, Marta Larraechea aparece como socia de la ya citada y disuelta Inversiones Baztán y del Centro de Orientación Familia Aromo Ltda., que registra término de giro en septiembre de 2003.

Pasando el tiempo esta información puede ir cambiando ya que el postulante a presidente puede hacer lo mismo que su pequeño adversario, vender participaciones, pero al menos hay transparencia pero con el otro personaje no podemos decir lo mismo.

elpaísde



viernes, 27 de marzo de 2009

DESVALORIZACIÓN DEL TRABAJO Y SOBREVALORIZACIÓN DEL CONSUMO


Amigos de elpaisde, en este último post los invito a leer un articulo que me parece muy interesante bajo las coyunturas actuales, esta extraído de un libro del sociólogo, catedrático y ex rector de la universidad ARCIS Don Tomás Moulian, en tiempos de crisis el consumo se ve severamente afectado, y haciendo un link con la entrevista a Don Juan Somavia el trabajo con mayor razón aun, pero ¿Cómo veía el trabajo nuestra sociedad chilena antes de la crisis? ¿ha cambiado la visión sobre estos dos aspectos importantes de la economía? Sin más que decir los invito a leer:

 

DESVALORIZACIÓN DEL TRABAJO Y SOBREVALORIZACIÓN DEL CONSUMO

 

Existen hipótesis que vinculan el éxtasis consumista con una creciente enajenación del trabajo.

 

La desvalorización del trabajo, como forma creativa de la actividad humana, tuvo su origen inicial en el sistema fabril y especialmente en el desmenuzamiento del trabajo generado por la introducción del taylorismo y, más en general, de los llamados sistemas fordistas de gestión.  Georges Friedmann, en su brillante trilogía sobre la historia del trabajo industrial, especialmente en su libro El trabajo desmenuzado, analiza los efectos del trabajo en cadena y de las técnicas de medición de los movimientos sobre la subjetividad del trabajador.  En la cadena industrial existe el parcelamiento del trabajo, la simplificación extrema de las acciones que cada agente ejecuta sobre objetos de movimiento.  El trabajo se convierte en la repetición extenuante del mismo movimiento, realizado infinitas veces, en un lapso de tiempo predeterminado e impuesto por la lógica de la serie.

 

La escenificación del trabajo que presenta Chaplin en Tiempos modernos revela hasta qué punto el hombre mismo, para poder seguir el ritmo de la máquina, debe hacerse émbolo o palanca.  En las escenas magistrales de esa película se muestra, mejor que en cualquier análisis teórico, la cosificación del trabajo humano en la civilización industrial.

 

Esa cosificación afecta al actuar humano en el trabajo, reduciendo al cuerpo a un dispositivo mecánico y eliminando de la acción cualquiera dimensión cognitiva, más allá de la percepción de objetos que se desplazan y se acercan,  sobre los cuales ha de ejecutarse, en el momento preciso, un movimiento simple.  Se impone el trabajo como carga física y como acción mecánica rutinaria.  Nada más lejos que el trabajo global del artesano, actividad que involucraba la destreza del cuerpo y las iluminaciones prácticas de la mente.

 

Esta rutinización y parcelamiento del trabajo, esta forma de la cosificación, estaba determinada por las modalidades sociales de organización del proceso de trabajo, en el marco dado de un determinado nivel de desarrollo tecnológico.  Pero en el último tiempo las tecnologías han evolucionado y también las modalidades de gestión.  Se ha hecho posible la transición a una época que se denomina postfordista.

 

En muchos sectores del trabajo industrial contemporáneo se han producido recomposiciones de la labor, para usar el término de Hanna Arendt.  Tiene lugar el paso de acciones simples  a acciones complejas.  La informatización de los procesos de trabajo requiere de trabajadores entrenados y el desarrollo de nuevas formas de división del trabajo  que incluyen la acción grupal obliga a desarrollar habilidades de liderazgo y de capacidad de toma de decisiones.

 

El trabajador industrial es cada vez menos un agente mecánico que sólo realiza acciones absolutamente prefijas.

 

En la misma dirección se orientan los efectos de la tercialización creciente que también afecta a las economías latinoamericanas.  En muchas empresas de servicios, especialmente aquellas que trabajan en los sectores financiero, de la publicidad, de la elaboración de software, en empresas consultoras, se hace necesario capturar la inteligencia del trabajador, porque el trabajo plantea desafíos intelectuales.  Esos trabajadores son escasos, muy demandados y de difícil sustitución.

 

En muchas ramas se ha superado parcialmente el carácter rutinario y mecánico de la etapa de la labor parcelada.  El trabajo evoluciona desde actividades desmenuzadas simples a actividades parceladas complejas y en ocasiones hacia la realización de  procesos globales.  Por esta vía y por otras que no  es posible detallar en este espacio, el trabajo recupera una cierta valorización como tipo de acción humana.  Ya no se le puede escenificar como el cuerpo de Chaplin convertido en una prolongación de la máquina.  Denominaré intrínseca a este tipo de valorización del trabajo.  Se trata de la apreciación subjetiva que el trabajador confiere a la labor misma haciendo abstracción de las condiciones sociales del trabajo.

 

Pero en los países latinoamericanos sometidos a reestructuraciones neoliberales, especialmente en Chile, ha tenido lugar una desvalorización extrínseca del trabajo.  Esta no afecta, como se ha señalado,  a la labor misma, a lo que el trabajador hace o realiza.  En una parte significativa de los casos, la labor se ha complejizado, requiriendo del trabajador algo más que respuestas estereotipadas y reflejas.  La desvalorización es producida por la modificación de las relaciones sociales y la instalación de un total sometimiento del trabajo al capital.

 

Esto significa que se ha generado un total desequilibrio de fuerzas entre trabajo y capital, el cual se materializa a través de los siguientes mecanismos: a) la flexibilización extrema de los mercados laborales, lo que implica que la amenaza de la pérdida del trabajo se cierne constantemente sobre el trabajador que no cumple las expectativas de los patrones por razones de productividad, disciplinarias o políticas, amenaza que también afecta al trabajador que cumple esas expectativas, apenas tenga lugar un ciclo depresivo b) desarrollo del trabajo temporal y precario, privado de la protección de las leyes laborales c) disminución drástica de la capacidad negociadora del movimiento sindical, especialmente por la limitación de ese derecho al ámbito de la empresa y por las restricciones al derecho de huelga, y d) disminución significativa de la tasa de afiliación sindical, resultado de la impotencia cada vez mayor de ese movimiento.

 

El panorama descrito corresponde a Chile, país donde la dictadura militar generó radicales reformas laborales e introdujo la libertad total de afiliación sindical y una gran flexibilidad para formar varios sindicatos en una misma empresa.  Sin embargo, los otros países latinoamericanos deberán avanzar tarde o temprano en esa dirección.

 

Se presenta una situación aparentemente paradojal pero ya visualizada por Marx: la libre circulación de la mercancía fuerza de trabajo realiza la libertad formal del trabajador, pero concreta su sometimiento real. La libertad que se obtiene es la de someterse al mejor postor, sin que ningún límite jurídico lo impida, como se lo impedía al siervo.  Pero la tendencia va hacia el debilitamiento de los límites jurídicos que lo protegían, impuestos por las luchas sindicales.  El caso extremo del continente es el chileno.  Pero ese es también el paradigma.  Se busca la existencia de trabajadores atomizados, abandonados a su suerte individual, que apenas pueden apoyarse en las muletas quebradizas de un sindicalismo debilitado.

Un mundo laboral plagado de incertidumbres e inseguridades, un trabajador sometido a las coacciones disciplinarias y a la voluntad omnímoda de jefes y patrones.  La labor como una especie de prisión a tiempo parcial, un mundo donde pocos se sienten retribuidos según su esfuerzo y tratados según su mérito.  La mayoría vive el yugo de la coacción ascética, la privación de todo placer.

 

Es evidente que ese mundo sería asfixiante y atosigante si no existieran compensaciones fuera del mundo del trabajo.  La situación general puede describirse así: una existencia laboral incierta, competitiva, en ocasiones organizada como un panóptico, más el encierro en ciudades poluidas y extenuantes, en las cuales el transporte a los lugares de trabajo absorbe una cantidad significativa de tiempo muerto.  Lo más probable es que esa situación generaría un descontento sombrío.

 

Esa vida de pura frustración se cerniría como un fantasma amenazante sobre el orden.  Por eso, frente al universo incierto y ascético de la vida laboral, se inventa como contrapeso una salida, la construcción hedonista del mundo, materializada en las posibilidades fluidas del consumo a crédito.

 

Extracto de “el consumo me consume” editorial Lom

 

Desvalorización del trabajo y sobrevalorización del consumo página 49 “el consumo me consume”.

 

miércoles, 25 de febrero de 2009

Una mirada Global


 

Juan Somavía y el debate laboral

 El Director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) da su particular visión sobre el encendido debate laboral.  Pide legislar en contra del trabajo dominical y adelanta que viene un cambio en los consumidores chilenos, que se empezarán a fijar más en las condiciones laborales de cada empresa antes de optar por sus productos.

 Juan Somavía es un personaje que impresiona, Su gran porte, curiosa barba, permanente sonrisa e inusual calidez, lo hacen parecer más un carismático sacerdote que el lider del influyente organismo de las Naciones Unidad que se preocupa de los temas laborales a nivel mundial.  También sorprende que, pese a haber recorrido el mundo, conocido a los más influyentes personajes internacionales y haber tomado decisiones trascendentales como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, confiese que el momento de mayor satisfacción lo vivió la noche del triunfo del NO en el plebiscito, cuando presidía la comisión internacional de la naciente Concertación.  También cuesta creer que luego de haber vivido en Nueva Cork y en distintos lugares de Europa –ahora reside en Ginebra-, su lugar preferido de vacaciones sea Cachagua, donde tiene una casa familiar.

 

Es que este abogado de 66 años, educado en Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Francia y que se considera un ciudadano global, asegura ser de “raíz profundamente chilena”.  Es por eso que en su reciente paso por Chile, además de conocer a sus dos nietas recién nacidas, aprovechó de reactivar sus redes con lo más granado del mundo político nacional y seguir con interés un tema en el cual él es una de las voces más escuchadas a nivel mundial: los derechos de los trabajadores. 

¿Cómo interpreta la reciente movilización de la CUT? ¿es un síntoma de que las cosas se están haciendo mal en chile?

 

Fue un llamado de atención y una muestra de que faltan canales de diálogo.  Es cierto que se ha avanzado mucho –especialmente desde la vuelta  a la democracia-, pero todavía hay muchas desigualdades.  La encuesta Casen es una clara muestra del bajo nivel de los sueldos en Chile y de la permanente discriminación en el trabajo que sufren las mujeres, jóvenes y ancianos.

 

¿Cómo evalúa la discusión laboral que ha marcado la agenda en estas semanas?

 Este debate es indispensable y Chile en eso está un poco atrasado.  Todavía hay grandes inequidades y nuestro país tiene recursos para abordarlas.  Pese a que en la última campaña presidencial todos los candidatos coincidieron en que había que abordar las desigualdades, el acuerdo nacional todavía no se ha producido.  Esta es la gran oportunidad para hacerlo y creo que la voluntad existe.

 ¿Cuánta inequidad hay en Chile en comparación con otros países del mundo?

 Tenemos que compararnos con nosotros mismos.  No basta con decirle a ese millón de personas que vive con menos del sueldo mínimo que están tanto mejor que la gente en tal país.  Esas comparaciones no sirven cuando hay que asegurar condiciones de trabajo digno y la estabilidad social.  Tenemos que coincidir en un “piso social” que asegure un trabajo decente y el necesario gasto social.  Esa es una tarea de dignidad nacional.


 Entre las propuestas de reforma laboral impulsadas por el senador Andrés Allamand está la de homologar el sueldo base con el sueldo mínimo.  ¿Está de acuerdo con eso?

 Mi tarea no es referirme a quién tiene razón y quién no… Lo que falta es crear una institucionalidad de diálogo, de lo contrario pasa lo que sucede ahora: unos presentan propuestas individuales en el Parlamento y otros salen a la calle porque no se les escucha.   Por eso es indispensable que se cree una instancia legal y autónoma en que estos temas se pueden discutir.  Yo prefiero el protagonismo de las instituciones antes que destacar quién fue la persona genial que propuso tal idea.

 

¿Qué opina de la creación de la Comisión de Equidad Social del gobierno? ¿servirá de algo otra comisión más? 

Ese es el camino correcto.  La idea detrás de las comisiones es que el consenso se logre a través del diálogo.  Sin embargo, yo veo en Chile un ambiente de fuegos cruzados y de críticas de todos contra todos entre los partidos, empresarios y sindicatos.  Hoy se ve más una política de trinchera que de Estado, aunque hay mucha gente dispuesta a dar pasos para pensar más en el país que en proyectos personales.

 

NO AL TRABAJO DOMINICAL

 ¿Cómo son las condiciones laborales de los chilenos?

 Hay mucho abuso, no en todas las empresas, pero es un problema real.  No es justo que el sueldo base sea de 40 mil pesos y que a través de bonos y otros estímulos, los salarios se acerquen al mínimo.  El salario mínimo es algo a lo que todos los trabajadores tienen derecho y los bonos deben ser por encima de ese sueldo.  Estas cosas debemos discutirlas como sociedad y evitar que se burle la ley.

 

¿Cómo son los sueldos en Chile?

 La encuesta Casen demuestra que son relativamente bajos y que con esos sueldos no se está construyendo una clase media.  Los salarios podrían se mejores tomando en cuenta las buenas condiciones económicas de nuestro país, pero ese es un debate que todavía no hemos tenido.

 

¿Cree que es necesario fijar un sueldo ético como lo propuso monseñor Alejandro Goic? 

El tema de los sueldos es algo ético y lo que se le paga a una persona n o se puede equiparar con lo que se gasta en comparar acero.  Hoy muchos empleados sienten que no hay suficiente respeto ni consideración por su aporte a la empresa.  El trabajo también tiene que ver con la dignidad de la persona, la estabilidad de la familia y la paz social.  A nivel mundial se ha producido un desequilibrio entre Estado, sociedad y mercado, a favor de este último. Esto hace que el trabajo se transforme en una mercancía y se desvalorice su dignidad.  Hay muchos empleadores que dicen:  “Si no te gusta esta pega hay una fila de gente esperando”.  No se puede por una parte celebrar el éxito extraordinario de nuestra inserción internacional y de las ganancias empresariales y, por otra, pagarles el mínimo a los trabajadores, aprovechándose de la cesantía.

 

¿Cómo estamos en cuanto a legislación laboral? 

Estamos bien y la legislación está ahí, lo que falta todavía es la puesta en práctica.

 

Uno de los debates nacionales es si se debe prohibir trabajar los domingos.  ¿La tendencia mundial es eliminar la jornada dominical o estimularla mediante el pago de bonos y horas extras? 

Los empleados que trabajan los domingos lo hacen porque sus sueldos son muy bajos y necesitan más ingresos.  Nadie trabaja un domingo porque le gusta, la gente prefiere descansar y estar con su familia.  Aquí hay que resolver el problema central que es mejorar los sueldos y así nadie tendrá que trabajar un domingo.

 

Entonces se debería legislar prohibiendo el trabajo dominical… 

Por supuesto.  No se puede hablar de cohesión social ni de fortalecer la familia si los padres en vez de estar con sus hijos trabajan un domingo.  Esta es la exageración del mercado que todo lo ve en función de la lógica económica.

 

Muchos ven la globalización como la panacea que soluciona todos los problemas, ¿Qué peligros implica la existencia de este gran mercado global? 

Existe una forma de globalización que ve al trabajo como mercancía y se olvida que detrás de ella hay seres humanos.  La tarea del Estado es equilibrar estos efectos, esto no significa estar en contra de la globalización ni del mercado, sino asegurar que exista un equilibrio.

 

“La gente se da cuenta de que los mercados abiertos traen muchas ventajas, pero ese consumir es también trabajador y ve las desventajas de un modelo en el cual para ver beneficios hay que exprimir a los trabajadores”.

 

En los países desarrollados las empresas aseguran a sus consumidores que sus productos se fabrican respetando el medio ambiente y los derechos laborales y la gente considera eso a la hora de comprar.  ¿Cree que esa tendencia se empezará a dar en Chile también?

 

Si.  En todo el mundo crecientemente la gente está empezando a decir “no quiero comprar algo hecho con trabajo infantil”.  Ese es un tema que está muy presente y que pronto llegará a Chile.  Los consumidores empezarán a preguntar si las empresas tienen sueldos justos.  Y aunque algunos quieran mirar para el lado, estos temas llegarán a través del comercio internacional de todas maneras.  Nuestro país es muy exitoso económicamente, pero tiene un déficit social y crecientemente será necesario tener competitividad social y medioambiental.

 

¿Ve a los empresarios chilenos preocupados de esos temas? 

En el empresariado se reconoce que hay “manzanas podridas” entre ellos y que eso les afecta su imagen.  En el mundo actual la imagen es el capital más importante de una empresa y ya se está viendo en Chile que alguna gente no va a ciertos supermercados por las condiciones de trabajo de sus empleados.

 

 

(Extracto revista PODER Y NEGOCIOS edición número 4 2008)

sábado, 14 de febrero de 2009

CRISIS ECONÓMICA, ADAPTACION Y NUEVOS PARADIGMAS DE CONSUMO






La crisis mundial ha llevado a los líderes y a los representantes de las corporaciones ha replantearse los modelos económicos; capitalismo neoliberal o economía estatista u proteccionista, y un gran grupo de empresas han tenido que alargar la mano esperando ayuda de estados que por años pregonaban la no intervención, está comenzando una debacle de liquidez que se ha traspasado al poder de compra de los consumidores o mas bien a su poder adquisitivo. Sumado a estas coyunturas está la crisis energética debido al calentamiento global o simplemente por la mala administración de los recursos que por codicia las empresas trasnacionales han diezmado.

 Echando a volar la imaginación creo que no vamos a estar lejos de un cambio en los paradigmas de consumo debido a un empobrecimiento severo de la población, donde el agua, la carne , los combustibles y la ropa escaseen de modo tal que la película MAD MAX sea una realidad que tengamos que vivir y que el trueque sea algo cotidiano. Pero para que esa realidad no llegue de forma tan brusca debemos hacer un cambio adaptativo y pensar en el trueque y el reciclaje como parte de nuestra vida y las energías alternativas ya no como una alternativa sino como LA UNICA ALTERNATIVA. Estamos en el umbral de un giro drástico, independiente de la "Cosmo Visión" que las personas tengan lo que está en la mente colectiva de las masas es que se espera un cambio.

miércoles, 21 de enero de 2009

El grito de Valenzuela (reproducción de artículo del 27 de septiembre revista Qué pasa)


Reconocido como uno de los pioneros de la revolución biotecnológica mundial, el científico Pablo Valenzuela está impaciente: a Chile se le escapa el siglo XXI. En esta entrevista delinea el drástico cambio de giro para transformar al país, critica la parsimonia de la clase política, habla de sus redes en el mundo empresarial, de su apoyo a Sebastián Piñera y del proyecto que incuba en su Parque de Ciencia y Negocios situado en Ñuñoa: una nueva terapia de diagnóstico y tratamiento contra el cáncer.

Por  Patricia Politzer
Fotos  Claudio Doenitz

 

 

 

Dan ganas de creerle cuando sostiene que "Chile puede dar el gran salto a la sociedad del conocimiento y convertirse en un país desarrollado". Más aún, cuando asegura que él sabe cómo hacerlo. Mal que mal, Pablo Valenzuela -director científico de la Fundación Ciencia para la Vida- ganó el Premio Nacional de Ciencias 2002 y es reconocido en el mundo como uno de los pioneros de la revolución biotecnológica.

Nada le apasiona tanto como la ciencia. Pero su entusiasmo por los nuevos descubrimientos va unido a una energía  que lo desborda y que lo sacó del laboratorio para combinar la investigación con la gestión de proyectos de impacto mundial. En 1981, junto a dos científicos estadounidenses, fundó Chiron Corporation, una de las empresas de biotecnología más importantes de EE.UU. A poco andar, produjo la primera vacuna contra la Hepatitis B creada gracias a la ingeniería genética.

Su invento fue calificado por la revista Business Week como uno de los tres aportes tecnológicos más relevantes de 1986.
Desde entonces, acumula cientos de publicaciones y ha patentado una veintena de inventos junto a sus equipos de trabajo. Hoy sueña que, en los próximos tres años, uno de sus investigadores entregue al mundo una nueva terapia contra el cáncer.
Aunque reconoce sus éxitos, a los 67 años, Valenzuela no los magnifica, su atención está siempre en lo que viene, siente que aún tiene mucho por hacer, dentro y fuera del laboratorio. Y se impacienta cuando piensa que Chile está desperdiciando oportunidades.

"Hace tres meses que la presidenta Bachelet y Arnold Schwarzenegger firmaron el Plan Chile-California y ¡aún no pasa nada!.. Se olvidó, se esfumó", dice.

-Hay iniciativas sectoriales y miles de becas de estudio, especialmente para doctorados.
-¡Eso es demasiado poco! Esas acciones aisladas no producirán el paso real de Chile a la sociedad del conocimiento, que es donde se juega la economía del siglo XXI.  Eso requiere de un liderazgo fuerte, al más alto nivel, y de un plan sofisticado, serio y bien estructurado. En ese sentido, no estamos haciendo lo necesario.

-¿No será un poco drástico? El Consejo Nacional de Innovación ha hecho propuestas que van en esa dirección.
-No, no es así. Mire, lo que se ha propuesto va dirigido a mejorar nuestra producción en áreas específicas, como los salmones, vinos o frutas, en las que no podemos perder competitividad. Eso está muy bien, seguiremos dependiendo de los recursos naturales por varias décadas y es indispensable apoyar con más ciencia y tecnología, pero no sirve para lo que le estoy planteando. Yo estoy hablando de dar un salto cualitativo que permita a Chile convertirse en país desarrollado. No hay ninguna propuesta al respecto. Por eso, me asusta que desperdiciemos la oportunidad que nos abre el Plan Chile-California.

-¿Por qué le entusiasma tanto ese acuerdo?

-¡Porque nos entrega la oportunidad de engancharnos con la Meca de la economía del conocimiento!-, exclama en un tono vehemente, realzado por los gestos expresivos de sus manos grandes-. "Es el único lugar del mundo que ha logrado aumentar el crecimiento y aplanar el gasto de energía. ¡Eso es California, ni más ni menos! Este acuerdo es una excelente iniciativa, pero ahora el desafío es hacernos un espacio allá y lograr que una parte de ese desarrollo sea también para nosotros".

-¿Y qué debiéramos hacer a su juicio?
-Entender que se debe ir más allá de los recursos naturales y entrar a una economía marcada por las empresas tecnológicas, de software, de biotecnología, farmacia, salud, energía solar; es decir, aquello que está dando origen a las empresas del futuro. Es una tarea difícil pero no imposible.

-¿No será un poco tarde para subirnos a ese carro que va a mil por hora?
-Ese es el punto: hay muchos que aún no se suben. Israel está ahí. Europa, sólo en parte: Portugal, no; España, apenas; recién están subiéndose los países del norte de Europa; Finlandia le achuntó con Nokia en el ámbito de las comunicaciones. Ningún latinoamericano.

-Pero en Latinoamérica hay pesos pesados como Argentina, Brasil o México.
-Chile destaca en América Latina porque ya dio un salto muy grande y, por lo tanto, está listo para dar el segundo. Desgraciadamente, tenemos un país conformista y que no mira a largo plazo. Los gobiernos de cuatro años son fatales, sólo miran las urgencias, mientras las iniciativas que transforman a los países toman 20 ó 30 años.

Centros Chile-California

Valenzuela explica con pasión los esfuerzos de otros países que quieren incorporarse a la fiesta del siglo XXI. En Singapur, por ejemplo, una inversión gigantesca permitió importar capital humano. Sólo en biotecnología invirtió US$ 15 mil millones en los últimos 10 años, para crear una docena de institutos de punta, con los mejores investigadores que pudieron contratar en EE.UU., Europa y Japón.

Como en Chile no existen recursos para importar materia gris a cualquier costo, Valenzuela plantea que "debemos salir a encontrarla donde esté". Y aclara que no basta con mandar a miles de becados a obtener doctorados al voleo.

Vivió casi 30 años en California, le gustan los norteamericanos de esa zona porque son relajados, conversadores, dispuestos

a conectarse con otros, "easy going", precisa. Subraya que se trata de invertir para entusiasmarlos en proyectos conjuntos y no de partir a pedirles plata. Convencido de que Chile puede ser parte de ese mundo que recién comienza, se levanta de su asiento y garrapatea en una pizarra blanca los pasos a seguir.

"Tenemos que identificar unos 20 grupos top de científicos e ingenieros chilenos que estén trabajando en áreas complementarias con 20 grupos de alta tecnología en California, para que puedan ser su contraparte", argumenta.  

-¿Existen 20 grupos así en Chile?
-Pienso que sí. Tenemos buenos profesionales en física aplicada, química de materiales, biotecnólogos, fisicoquímicos. También hay buena gente para trabajar en software. Si encontramos siete grupos en vez de 20, ¡partimos con siete en un programa piloto! El gobierno tendría que subsidiar con cinco millones de dólares a cada grupo, a cinco años plazo.

-¿Financiaríamos nosotros a los californianos?
-Sí, una parte del trabajo conjunto, porque eso nos permitiría tener derecho a participar de sus logros. Lo importante es entender que esto no es un programa para los científicos: es una inversión para entrar en el terreno desde el cual surgirán las empresas del futuro.

-¿Cómo se pasa de esta asociación inicial de investigación a participar en el negocio futuro?
-Esa primera etapa es para armar los grupos, incentivar a los californianos a trabajar con nosotros, para intercambio de investigadores, para formar allí a nuestros futuros doctores y postdocs. Y, finalmente, para que nuestros inversionistas participen en la creación de compañías tecnológicas.

Las líneas van y vienen por la pizarra, dibujando tentáculos que representan los grupos de investigación que darán origen a empresas de alta tecnología con capitales chilenos. Hay tentáculos que se unen a pequeñas sociedades ya establecidas, otros que parten de cero.

Enorme liquidez

-En Chile, ¿hay capitales para esta aventura?
-¡Por supuesto! Hay muchas personas con ganas de invertir y no encuentran dónde. Hay una enorme liquidez esperando proyectos que entusiasmen intelectualmente. Una cosa es comprar acciones de LAN, Falabella o Pucobre, y otra es involucrarse en algo que los motive.

-¿A su juicio, los empresarios chilenos quieren proyectos novedosos porque ya juntaron suficiente riqueza?
-Sí. Y son muchos. Yo participo en un fondo de capital de riesgo chileno y conozco bien esa realidad.

Esta es una de las particularidades de este científico que, contrariamente a la mayoría de sus pares, se mueve con la misma soltura en el laboratorio, en la academia, en el mundo empresarial y en las esferas de poder. Más aun, logra que los hombres y mujeres más empingorotados se encierren durante cuatro horas y tres días seguidos a jugar a ser científicos. Delantal blanco y pipeta en mano, manipulando genes y células humanas, se internan en la revolución biogenética y se maravillan con sus posibilidades.

Personas tan diversas como Pedro Ibáñez, René Cortázar, Gaspar Galaz, Cristina Bitar, Pablo Longueira, Alvaro Saieh, Agustín Edwards, Marcelo Tokman, Hernán Büchi, Esperanza Cueto, Rafael Guilisasti y Ricardo Lagos, entre otros, han pasado ya por los Talleres de Ingeniería Genética para Líderes de Opinión, que Pablo Valenzuela organiza junto a su mujer, la bióloga Bernardita Méndez, presidenta de la Fundación Ciencia para la Vida.

Todos salen del taller exultantes y, los que pueden, buscando proyectos para invertir. Según él, para los grandes empresarios "invertir 5 millones ó 10 millones de dólares en este ámbito no es nada. ¡Son cantidades ínfimas para los hombres de negocios... cinco millones no es nada!".

Sin embargo, advierte que su propuesta para el Plan Chile-California no puede limitarse a los privados.

"Hay que agregar a la Corfo, que tiene capitales de riesgo pero sólo puede invertirlos en Chile. ¡Eso es totalmente anticuado! Los países ya no existen: lo que existe es el mundo. Tal como las AFP invierten en Europa o Estados Unidos, la Corfo también tiene que actuar globalmente. Más aún, debiera ser la institución que identifique las empresas en las que vamos a invertir, las que tienen mayor potencial de crecimiento. Es la Corfo la que debe invitar a los privados a unirse a este plan de desarrollo", sostiene.

Volviendo a la pizarra, insiste en la globalización. "No importa dónde estén ocurriendo las cosas, lo trascendente es que los chilenos participemos desde un comienzo de los nuevos inventos", recalca, mientras dibuja laboratorios, universidades y empresas de California donde los chilenos irán a aprender, pero también a participar de la torta, aunque sea en una tajada pequeña.

"Figúrese -continúa apasionado-, cómo le va cambiar el pelo al país en 20 ó 30 años si esto funciona. No es sólo un asunto económico: es también cultural. Porque cuando alguien tiene su dinero metido en eso, se interesa, aprende, transmite, y eso beneficia al país entero. Los desayunos ya no serán para hablar puras banalidades cortoplacistas".

-Más allá de su entusiasmo, para un país pobre como el nuestro, ¿no será una apuesta demasiado riesgosa?
-En general, estas compañías multiplican su valor entre diez y cien veces en cinco a diez años, dependiendo del nivel de éxito. Por lo tanto, si uno diversifica los recursos, el riesgo es bastante controlado. Después de una década, con 30 ó 50 centros Chile-California, tendremos a nuestros científicos trabajando con sus pares de California, estará involucrado el Estado, las universidades y los empresarios, estaremos participando en la capitalización y gestión de empresas tecnológicas y globales. Paralelamente, los miles de estudiantes becados, en vez de andar dispersos por cualquier parte, se especializarán en esos temas y podrán trabajar con estos grupos. Todo integrado en un plan serio, que tenga sentido en la tarea de incorporar a Chile a la economía del conocimiento.

Dan ganas de creerle. Mal que mal no es un sabio loco sino un doctor en Química de la Universidad de Northwestern, postdoctorado en la Universidad de California. Y en materia de emprendimiento, basta ver el pujante Parque de Ciencia y Negocios que levantó junto a sus amigos, los bioquímicos Mario Rosemblatt y Arturo Yudelevich. De algún modo, un piloto de lo que propone para Chile.

Detrás del Estadio Nacional, en medio de jardines donde los investigadores comparten y almuerzan en mesones campestres, modernos laboratorios y oficinas albergan a la fundación sin fines de lucro Ciencia para la Vida; la empresa de biotecnología GrupoBios, que exporta a más de 17 países; una incubadora de empresas chilenas; el Instituto Milenio de Biología Fundamental y Aplicada; la revista BioPlanet; un laboratorio de la compañía norteamericana Medivation Inc. (avaluada en más de US$ 500 millones) que investiga medicamentos para el Alzheimer; un laboratorio de la neozelandesa The Tree Lab, que trabaja en propagación de plantas; un proyecto de biología genómica junto a Microsoft, decenas de estudiantes de doctorado chilenos y extranjeros que circulan por las instalaciones con sus delantales blancos.  

Todo comenzó hace menos de 10 años con tres personas. Hoy suman casi 150. Trabajan en el área forestal, frutícola, de

extracción de cobre, estudian el Hanta Virus o buscan vacunas contra el sida y el virus ISA que afecta a los salmones. 

 "Aquí no hay una estructura central que organice el todo", comenta Valenzuela. "El management por objetivos es un horror. Lo que sirve es el desorden ordenado, el caos creativo, donde la convivencia con los demás enriquece el trabajo de cada uno, donde investigación pura, investigación aplicada y gestión empresarial se potencian. En este rincón de ciencia y negocios se funciona metiéndose en el mundo y no mirándose el ombligo".

Terapia para el cáncer 

Sus ojos claros reflejan una permanente búsqueda, le gusta explorar y crear. Distingue entre la innovación como mejoramiento de un proceso o descubrimiento de un nuevo nicho de mercado y la innovación dura, disruptiva, que conlleva un cambio fundamental. Es ésa la que lo hace vibrar y que hoy lo tiene expectante ante el hallazgo de un nuevo diagnóstico y tratamiento para el cáncer.

En GrupoBios, el profesor Luis Burzio lleva más de 10 años trabajando en una tecnología que permite matar células cancerosas sin tocar las células normales. Es como meterle una balita a la célula precisa. No es quimioterapia: es una terapia molecular muy específica. Es una enorme revolución que ya está patentada en varios países. Pero aún falta.

"Sabemos destruir la célula cancerosa en un cultivo. Ahora tenemos que destruir el tumor dentro de un organismo vivo y estamos comenzando a probarla en animales. Estamos trabajando con el Cancer Center de la Universidad de California y con el Ludwig Cancer Institute de Sao Paulo, que jugó un rol fundamental en la nueva vacuna para el cáncer uterino", dice.

-¿De qué tipo de cáncer hablamos?

-De todos. Además, también permite el diagnóstico de manera mucho más certera que los métodos actuales. Trabajamos con varios hospitales en esta área, pero lo que realmente me entusiasma es el tratamiento. ¡Ese es un sueño enorme! Tener una cosa como ésta es como tener un sol para el grupo. Hace un par de semanas se creó una nueva empresa -Andes Biosciences- para comercializar estos hallazgos. Ahora vamos a pedir recursos a la gente que quiere invertir en proyectos interesantes.

-¿Cuándo esperan llegar a puerto?
-En dos a tres años. Si funciona bien en animales, se lo venderemos a una empresa farmacéutica importante, capaz de producir un buen producto para sanar el cáncer. 

-Con este hallazgo, ¿Chile podría tener un Nobel?
-No sé. En la lucha contra el cáncer han muerto demasiados proyectos que parecían exitosos. Pero esta tecnología tiene su chance. De hecho, ya recibió el primer premio del Instituto Pasteur en Francia, que hizo una prospección de todos los proyectos de biomedicina en Latinoamérica.

Pero si se habla del Nobel, lo siente más cerca por el lado del doctor Michael Houghton, uno de los científicos de su equipo en Chiron Corporation, que descubrió el virus de la Hepatitis C y con quien se encerró en el laboratorio para crear el test que permite detectar este virus, que hoy se utiliza en todos los bancos de sangre del mundo.

El descubrimiento de este virus lo emociona más que la vacuna contra la Hepatitis B de la cual es autor directo. Quizás porque nadie les creía lo que habían encontrado. Invitaron infructuosamente a un grupo de expertos a analizar los datos. Luego pidieron muestras de sangre para que ellos definieran cuáles tenían el virus mortal. El resultado fue cero falta. Recién entonces comenzaron los aplausos. El año 2000, el doctor Houghton ganó el Lasker Award, considerado la antesala del Nobel.

Piñera e HidroAysén

Por más complejo que sea el tema, Valenzuela transmite cercanía, su sonrisa grande y su hablar juvenil denotan una capacidad de vivir ligero de equipaje. Se reconoce "suertudo" y recuerda que llegó a la Universidad de California por mero azar, cuando el profesor que lo acogería para su postdoctorado le avisó que no tendría plata para recibirlo, pero que lo recomendaría donde quisiera. Así cayó justo en la cuna de la ingeniería genética y del boom tecnológico que cambió a California.

Llegó a un laboratorio atestado de investigadores y tuvo que instalar su escritorio en el pasillo. Allí hacía sus experimentos de sol a sol, y allí lo veía todas las tardes el inaccesible director del departamento, el doctor Bill Rutter.

"La gente lo odiaba, no lograba hablar con él. Pero camino a su oficina pasaba por el pasillo y se paraba a conversar conmigo. Después me odiaban a mí, pero yo era un pobre pelagato de Chile, ¡todo fue gracias a un escritorio en el pasillo! Con él fundamos Chiron y es uno de mis mejores amigos", cuenta.

Hasta hoy mantiene intacta su casa en California, pero jamás perdió el contacto con Chile. En uno de sus viajes, conoció a Bernardita Méndez, a quien reconoce como un complemento intelectual indispensable a lo largo de su carrera.  Tienen dos hijos que se suman a los tres de su primer matrimonio. Francisca -la única mujer- se ha convertido en una de las más promisorias cantantes jóvenes. Fue ella quien los trajo de regreso a Chile al descubrir el calor latino de sus compañeras del Saint George, donde venía sólo por tres meses. Se demoraron un par de minutos en desarmar las maletas y quedarse. Sin duda, ligeros de equipaje.

Del optimismo y la euforia que le provoca la idea de sacarle lustre al Plan Chile-California, pasa al escepticismo cuando se refiere a la falta de planificación y los pocos recursos que se dedican a la ciencia y la tecnología.

"Ni siquiera han convocado a un grupo de científicos para que haga un brainstorming y así definir el camino a seguir. Hay por lo menos 20 gallos capaces de imaginar algo bueno, distinto, mejor de lo que hacemos. Pero el drama es que los políticos no entienden de qué se trata esto. Justo antes de que la presidenta firmara el acuerdo con California, un alto funcionario me comentó feliz que ya estábamos al otro lado, que el ministro Andrés Velasco había dedicado 10 millones de dólares para este programa. No sé si el desubicado era él o el ministro, pero esa cantidad es absurda, ¡necesitamos por lo menos US$ 200 millones para partir!", dice.

-Usted forma parte de uno de los grupos Tantauco de Sebastián Piñera, ¿confía en que si es elegido presidente se podrá concretar su propuesta?

-No sé, no lo podría asegurar. ¡Cuántas veces, desde Aylwin hasta hoy, han dicho que hay que dedicar por lo menos el 1% del PIB a la investigación, y todavía no pasa! Estoy apostando a Piñera, pero con cierta reticencia, porque hasta ahora Chile nunca ha hecho algo así, complejo, difícil, pero que nadie me puede decir que no va a resultar.

-¿Cuál es su relación con la política?
-No soy político, no milito en ningún partido. Si pensara que a través de la política se pueden hacer las cosas, me habría metido en serio en ella. Ahora estoy apoyando a Piñera porque creo que Chile necesita un cambio, un remezón para despertar. 

-¿Le cuesta cambiar de opinión?
-¡Para nada! No me amarro, me gusta explorar las orillas de las cosas y ver qué encuentro. En ese sentido, soy un poco flotante.

-¿No teme que le digan que es contradictorio o poco consistente?
-Me han dicho que soy contradictorio, demasiado transversal políticamente, que navego de acuerdo a la situación. Es verdad, muchos científicos somos así. Porque vivimos pidiendo fondos para hacer ciencia.

-Para usted la relación de la ciencia con la empresa es indispensable, sin embargo es un gran defensor de la investigación básica, ¿por qué?
-Porque sin investigación básica, sin gente que entienda los fenómenos básicos ni siquiera podemos hablar con quienes están en las tecnologías de punta. Si alguien escribió su último paper hace 20 años ya se ha convertido en un iletrado en su propia área. No se puede avanzar a la economía del conocimiento sin investigación básica. Es allí donde saltan las grandes innovaciones. Las alianzas que propongo con California sólo pueden partir a ese nivel. Esos científicos nos permitirán aportar a los estudios de nuevas formas de energía solar, de energía eólica, de desalinización de las aguas.

-Para un país como el nuestro, ¿no será más fácil comprar tecnología que intentar aliarse a los grandes?
-Si no estás metido, no sabes qué comprar. Siempre estarás comprando tecnología para tus empresas anticuadas. Además, no es verdad que todo se puede comprar. La tecnología que se vende es la que ya no la lleva porque, obviamente, los dueños de las patentes las exprimen antes de venderlas. Pero, sobre todo, no hay que seguir pensando que somos un país chiquitito, ¡es un país más grande que la miéchica, es el mundo entero!

-Usted es un opositor a las hidroeléctricas de Aysén. ¿Por qué?
-Mire, yo no soy ecologista ni quiero que la gente se vaya al campo para cuidar la naturaleza, pero hacer esa monstruosidad en Aysén es un pésimo negocio y un daño irreversible para el país. ¡En California las están sacando, y nosotros las estamos armando... hay que ser muy tonto!

-¿Por qué tan drástico?
-¿Usted conoce Machu Picchu o la Muralla China? ¿Ha visitado las ruinas de México, la catedral de Westminster en Londres, la universidad de Uppsala en Suecia?. Nosotros no tenemos nada más que la Patagonia, las maravillas del sur y algo en el norte, en San Pedro. Los países se pelean por mostrar alguna atracción turística y nosotros destruimos lo poco que tenemos. ¿Sabe cómo crecerá el turismo cuando unos 100 millones de chinos comiencen a viajar? No se puede construir esa barbaridad, tenemos que proteger nuestras maravillas. Hay extranjeros que pagan hasta el alma por conocer esos paisajes. En unos años más, ¿les vamos a decir a los turistas que visiten las hidroeléctricas? Estos proyectos sólo muestran que tenemos empresas poderosas y un gobierno débil, y ambos con una mirada de corto plazo, que no piensan en el daño que causarán.

 

 

Clonacion, dios, eutanasia y aborto

-¿Tiene un límite ético la ciencia?
-El hombre es suficientemente inteligente para ponerse sus límites. Además, tarde o temprano, la propia ciencia resuelve los problemas.

-Su fe en la ciencia es absoluta.
-No es en la ciencia sino en el hombre, en su inteligencia y su capacidad de adaptarse que son prácticamente infinitas.

-¿Y esa capacidad del hombre viene del Creador?
-No, no creo en Dios. No puedo… cuando veo a la gente que tiene fe en una nueva vida, a veces me gustaría creer, pero yo sé que esto se acaba y punto.

-Conociendo la historia de la ciencia, pareciera que la clonación de seres humanos es sólo cuestión de tiempo.
-Lógico, es cuestión de tiempo. En algunos países se han dictado leyes que prohíben clonar, pero eso es medio tonto, porque lo más probable es que se va a hacer igual.

-¿Y no le teme a esa posibilidad?
-Nooo. La clonación no es más que una herramienta, una tecnología que, como todas, tiene tremendos alcances que pueden ser usados para bien o para mal.

-Entonces, ¿no teme que pueda usarse para producir una raza superior, un ser humano perfecto?
-No, porque primará la inteligencia del hombre sobre la ciencia. La mayoría no va a permitir eso.

-Bastaría un grupo pequeño que decidiera usar la clonación y cambiar el equilibrio de fuerzas.
-Eso sería un grupo de bandoleros que van contra el bien común.

-¿Le parece ciencia ficción?
-No, pero confío en una sociedad informada que evitará que eso ocurra. Confío en el hombre. Por otra parte, uno puede imaginar una humanidad despoblada por alguna catástrofe que requiera de la clonación para la supervivencia de la especie. O una epidemia que termine con los hombres o con las mujeres, ¿alguien se opondría a la clonación para mantener la especie?

-Dado que no tiene la ilusión de una vida eterna, ¿cómo se relaciona con la muerte?
-La veo más cerca, pero ni tanto. Creo que cuando uno se muere después de una larga vida, ya casi la estás esperando. Viene como un descanso, como un fin conveniente. Cuando uno ya no está haciendo cosas que le interesan, cuando depende de los demás, uno se entrega.

-¿Qué opina de la eutanasia?
-Yo tiendo a defender la vida. Sin embargo, la aceptaría en casos muy justificados de males irreversibles.

-¿Y el aborto?
-No tengo una convicción religiosa para prohibir el aborto, pero creo que no me corresponde pronunciarme. Respeto que lo hagan aquellos hombres que son profundamente religiosos pero, a mi juicio, quienes deben opinar sobre el aborto son las mujeres.